por Marcelo Montoya Vásquez mayo 29, 2020 4 min. de lectura
En tiempos de distanciamiento social y cuarentena, las prioridades han cambiado radicalmente en nuestra vida cotidiana. Al pasar más tiempo en nuestros hogares, actividades tan simples como la interacción social se vuelven mucho más complejas, obligándonos a adaptarnos a esta nueva realidad. El alarmismo que nos pueden ofrecer algunos medios de comunicación, nuestros planes frustrados para lo que va del 2020 y el encierro pueden configurar el ambiente perfecto para que nos desentendamos de algunos hábitos que son importantes para nuestra salud general, la cual se ve reflejada en primera instancia en cómo luce nuestra piel.
A continuación, te dejo tres factores que influyen en la salud de tu piel (y de tu cuerpo completo) y cómo atenderlos de la mejor forma posible.
El estrés causa estragos en casi todo nuestro cuerpo, incluyendo el delicado equilibrio de nuestra piel. En un estudio realizado en la universidad de Stanford, investigadores descubrieron que, durante el periodo de exámenes, los estudiantes que se sentían estresados tenían cuadros de acné más severos que aquellos que no estaban sometidos a la misma presión. Esto se debe a que el estrés eleva la producción de hormonas de respuesta como el cortisol, que puede hacer la piel más grasa y disminuir su capacidad de luchar contras las bacterias que causan el acné, señala Lisa Donofrio, profesora clínica asociada de la Yale University School of Medicine. Esto “puede empeorar condiciones como el acné, la psoriasis, la rosácea y la seborrea”, dice Donofrio. En otros estudios se ha observado que el estrés gatilla numerosos mecanismos de envejecimiento en el organismo y que existe una relación entre la apariencia envejecida y el estrés causado por las dificultades financieras. Otras condiciones que se ven empeoradas por el estrés son la alopecia (pérdida del cabello) y el eczema.
💡 Planifica prácticas de control del estrés.
Una de las principales medidas que puedes tomar para mantener el estrés bajo control es la planificación de tu tiempo. Reducir la carga de trabajo a un horario específico y establecer tiempos para actividades de dispersión, descanso y relajación es fundamental para llevar una vida equilibrada y no sobrecargar nuestro cuerpo y mente con los desafíos del día a día. La comunicación es vital en el consenso y respeto de espacios y tiempos para mantener una óptima convivencia en el hogar. Existen prácticas efectivas en el control del estrés que conviene convertir en hábitos, como el yoga, la respiración profunda y la meditación.
El sueño es crítico para el crecimiento y la renovación celular, una calidad de sueño pobre afecta la función celular debido a la alteración del ritmo circadiano (procesos que regulan el ciclo “despierto-dormido”), resultando en cambios en varios tejidos, incluyendo la piel.
La privación del sueño pone estrés en el cuerpo, causando aumento en la liberación de cantidades de cortisol y adrenalina, que gatillan la aparición de granos y otros problemas a la piel, señala Barbara R. Reed, profesora clínica de dermatología en la Universidad de Colorado, Denver. Investigaciones realizadas en China demostraron que horas de sueño insuficientes son un factor de riesgo significativo para el acné entre adolescentes. Un estudio clínico en mujeres post-menopáusicas mostró que aquellas que dormían por menos de 5 horas al día presentaban mayores niveles de pérdida de agua transepidérmica (a través de la piel) y una reducción en la capacidad de reparación de su piel. Incluso después de una sola noche de privación del sueño, el área alrededor de los ojos muestra un oscurecimiento empeorado (ojeras), probablemente debido a un ligero edema (acumulación de líquido en un tejido), lo cual otorga una apariencia cansada o “entristecida”.
💡 No descuides tus horas de sueño.
Puede ser una serie que te dejó enganchado en Netflix, haberse desordenado con los horarios y no tener sueño por haber despertado tarde o un informe urgente que se te olvidó hacer para mañana: sabemos que las razones para quedarse despierto hasta tarde durante el aislamiento social pueden ser varias, pero, si quieres mantener una buena salud en tu piel y organismo en general, una excelente medida es ponerle atención a la cantidad de sueño diario.
Mientras duermes, los mecanismos de reparación de la piel entran en acción. Una buena noche de sueño les da a las células la oportunidad de regenerarse y ayuda con la renovación de la piel. Dormir entre siete y ocho horas es la mejor manera de dar por terminada tu rutina de cuidado de la piel cada día.
Los efectos dañinos del tabaquismo han sido reconocidos por décadas. Particularmente debido a la nicotina, fumar afecta negativamente la irrigación y dificulta los procesos de curación de la piel. También tiene un efecto tóxico sobre dos tipos de células críticas en la salud de la piel: los queratinocitos, células productoras de keratina que conforman la mayor parte de la epidermis y que participan en la barrera que impide la pérdida de agua en la piel y los fibroblastos, células que se encargan de la producción de colágeno y de las fibras de las que se compone la piel, además de mantener un estado óptimo en el tejido. Las manifestaciones clínicas del tabaquismo en la piel son piel pálida y arrugada; mutaciones en el ADN también son el resultado de efectos oxidativos y daño tóxico directo.
Fumar es un factor importante e independiente en el envejecimiento de la piel. Observaciones realizadas en un estudio con gemelos idénticos permitieron concluir que a partir de 5 años de tabaquismo se pueden apreciar cambios notables en la piel.
💡 Observa lo que te comunica tu cuerpo.
El tabaquismo es efectivo, pero muy dañino, como un mecanismo para afrontar condiciones más serias y profundas, como la ansiedad, la depresión y el estrés. La nicotina es una de las sustancias psicoactivas más adictivas que existen, debido a que se involucra con el sistema de recompensa de nuestro cerebro. Fumar un cigarrillo puede darle un alivio pasajero al estrés mental, pero las consecuencias que deja su consumo a nivel sistémico son realmente muy negativas. Considera dejar el hábito por otros mecanismos más saludables y reflexiona acerca de los motivos que generan esta necesidad, pues podrías estar perdiendo de vista una problemática mayor a la vez que afectas tu salud general.