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    8 funciones de la Piel que te harán reevaluar la importancia de su cuidado

    por Marcelo Montoya Vásquez marzo 22, 2021 4 min. de lectura

    En el blog de Kénos, hasta el momento, hemos revisado solo una pincelada de las funciones de la piel y cómo cuidarla, siempre enfocados en conservar su apariencia sana, pero no nos hemos detenido a observar la importancia de la piel respecto a nuestro estado de salud general.

    La piel, además de ser nuestra primera capa, aquella que nos permite observar indicios de edad y enfermedades, también cumple algunas funciones fundamentales para nuestra supervivencia, las cuales podrían hacerte reevaluar tu relación con tu piel. Te las comentamos a continuación.

    1. Protección.

    La principal función de la piel es la protección de nuestros órganos y, en general, todo lo que está debajo de ella. Se trata del órgano más grande de nuestro cuerpo y más allá de ser una capa de tejido aparentemente débil, blanda y delgada, es una barrera bien equipada para protegernos contra patógenos y daño externo, al mismo tiempo que nos otorga una excelente movilidad. Algunas “armas” que presenta la piel para la defensa del organismo son unas células llamadas “células de Langerhans” que son parte del sistema inmune adaptativo (aquel que responde ante amenazas de patógenos específicos) y lisozimas excretadas en la transpiración que son capaces de romper las paredes celulares de las bacterias.

    2. Sensaciones.

    Algunas de las funciones más importantes de la piel pueden olvidarse fácilmente cuando las damos por sentado. Además de mecanismos de defensa, la piel presenta una enorme variedad de terminales nerviosas que reaccionan al calor, al frío, al contacto, a la presión, a la vibración y al daño de tejido. Hay quienes dicen que el mayor punto erógeno en el cuerpo es la piel…

    3. Regulación de la temperatura.

    Esta función es efecto de una característica muy poco conocida y muy importante de la piel: La reserva de sangre. Puede resultar difícil de imaginar, pero gran parte de nuestra sangre está concentrada en la piel en cantidades mucho mayores que las necesarias para la mantención del tejido. La amplia irrigación de la piel permite la regulación precisa de la energía calórica que se pierde o se conserva, permitiendo así la regulación de la temperatura corporal según sea necesario.

    4. Control de la evaporación de agua.

    Una barrera puede definirse como un elemento que impide el paso de ciertas cosas a través de él. Las barreras, por lo tanto, pueden actuar en diversas dimensiones; impidiendo el paso de daño, patógenos, energía o también el elemento vital para la vida: El agua. La piel actúa como una barrera relativamente seca y semi-impermeable, contribuyendo a la retención de agua en el cuerpo. Un ejemplo de lo que pasaría si no existiera esta barrera se puede observar en casos de pérdida masiva de fluidos en quemaduras cutáneas.

    5. Almacenaje y síntesis.

    Nuestra barrera por excelencia también cumple funciones de almacén y fábrica de compuestos importantes para nuestra salud. Seguro que la primera función la has notado e incluso has batallado con ella: La piel actúa como una reserva para el almacenaje de grasa y agua. Por otro lado, quizás más deseable, ¿Has escuchado sobre la relación entre tomar sol y la vitamina D? La piel presenta la maquinaria de producción de vitamina D, la cual se consigue mediante la exposición de ciertas partes de la piel al sol.

    6. Excreción.

    Para nadie será extraño decir que la piel es parte de nuestro sistema excretor… ¿O sí? Nuestra transpiración contiene cantidades pequeñas de urea, mucho menor a la concentración en nuestra orina, pero cuenta como medio de excreción secundaria. En cualquier caso, la principal función que tiene la transpiración tiene que ver con la regulación de la temperatura, mencionada más arriba.

    7. Absorción.

    Tal como analizamos anteriormente, la piel actúa como barrera en ciertas dimensiones, pero en otras actúa como un sitio de transporte de compuestos. Tal es el nivel de interacción de la piel con lo que nos rodea, que las células que componen las capas más externas de nuestra piel, sobreviven casi totalmente con el oxígeno que absorben del medio en vez de tomarlo de nuestra respiración pulmonar. La piel es un canal de ingreso para varias sustancias usadas en cosmética y medicina, a través de ungüentos y parches, entre otros.

    8. Resistencia al agua.

    Parece absurdo contar la resistencia al agua como una función de la piel, pero fácilmente podríamos no estar equipados para resistir al agua, con lo que una simple ducha en la mañana sería una operación catastrófica. Afortunadamente, nuestra piel nos hace waterproof e impide que los nutrientes esenciales de nuestro cuerpo sean lavados de nuestro organismo cada vez que entramos en contacto con el agua.

    Bonus Track: Flora bacteriana de la piel.

    No es una función que suene demasiado deseable o al menos agradable, y tampoco es una parte inherente de nuestra piel, pero contamos con más de 1.000 especies de bacterias que componen la flora normal de la piel. Estas bacterias se reparten en las zonas sebáceas, húmedas y secas de nuestra piel, desempeñando un rol fundamental en la mantención del equilibrio bacteriano y con esto en la prevención de infecciones dérmicas. El mecanismo de acción es bastante simple: Los millones de bacterias que habitan el hotel 5 estrellas de nuestra piel no le dan espacio a las bacterias que producen enfermedades, las bacterias patógenas. En otras palabras, los colonizadores microscópicos de nuestra barrera no están dispuestos a ceder su lugar y en ese proceso, ayudan a proteger nuestro organismo.

    Como se puede observar, la piel es mucho más que una capa que se debe mantener luciendo joven y bonita; es un órgano importantísimo y de primera línea en su rol de barrera de protección en el organismo. Esperamos que, al entregarte esta información, puedas pensar en medidas para mejorar la relación que tienes con tu piel y la importancia de su cuidado.

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