0

    Tu carrito no tiene productos

    Cuándo, cómo y por qué envejecemos...

    por Marcelo Montoya Vásquez julio 28, 2021 5 min. de lectura

    La piel, al igual que todo nuestro cuerpo, envejece por diferentes factores, tanto internos como externos. Algunos de estos factores son parte del desarrollo natural de nuestro organismo y simplemente no hay escapatoria ante ellos. No obstante, el ritmo al que envejecemos y los signos visibles del envejecimiento son cosas que sí se pueden controlar a través del control de factores que tienen que ver con el estilo de vida y el cuidado de la piel.

    Hoy te entregamos información sobre los síntomas, causas y detonantes del envejecimiento de la piel, además de los fenómenos que afectan su función y estructura, para que puedas tomar las mejores decisiones en cuanto a las formas de cuidado y tratamientos.

    Los 3 signos del paso del tiempo: síntomas del envejecimiento en la piel.

    Los primeros signos visibles del envejecimiento en la piel comienzan a aparecer alrededor de los 25 años. Primero aparecen líneas finas en la superficie de la piel y, con el tiempo, se puede observar la aparición de arrugas, pérdida de volumen y pérdida de elasticidad.

    Arrugas

    El primer signo del envejecimiento en la piel. Las temidas “patas de gallo” son las primeras en aparecer y corresponden a líneas en las comisuras externas de los párpados. Entendiendo que las líneas de expresión son resultado de, justamente, la repetición de pliegues en nuestra piel debido a nuestras expresiones, resulta fácil pronosticar el orden de su aparición. Las líneas horizontales en la frente, líneas verticales entre las cejas que son resultado de fruncir el ceño y los “pliegues nasolabiales” que aparecen entre la boca y la nariz, son los siguientes signos del envejecimiento en el rosto. Todos estos signos tienen que ver con la pérdida de volumen y elasticidad que sufre la piel a medida que va madurando, factores que impiden su correcta recuperación ante el estrés provocado por nuestra gestualidad facial.

    Pérdida de volumen

    Este signo es difícil de identificar, pero tiene consecuencias que transforman la apariencia del rostro. La mejor forma de describir este fenómeno es la flacidez de la piel, que hace perder la definición de los contornos del rostro y provoca una apariencia triste o cansada. Esto se puede evidenciar en primera instancia y con mayor intensidad en las zonas en las que la piel es más delgada, como en las bolsas que se forman en los párpados, aunque estas últimas también tienen que ver con la congestión de la piel y problemas en la irrigación sanguínea en la zona.

    Pérdida de elasticidad

    La pérdida de elasticidad tiene que ver con una pérdida de densidad en la piel debido a cambios en su estructura que comienzan a ocurrir alrededor de los 50 años de edad. Este fenómeno causa debilidad en la piel, lo cual lleva a la profundización de las arrugas y pérdida de la capacidad de retener hidratación, por lo cual la piel comienza a verse más seca, menos luminosa y con apariencia de “papel crepé”.


    ¿Qué ocurre en nuestra piel al envejecer?

    Capas de la piel

    Los signos del envejecimiento no aparecen porque sí. En las diferentes capas de la piel tienen lugar cambios que afectan de manera directa o indirecta su apariencia en la superficie. Conocer lo que pasa en nuestra piel puede darnos herramientas para encontrar tratamientos específicos y efectivos para cada etapa de nuestra vida.

    En las capas más externas de la piel la renovación de las células se vuelve cada vez más lenta con el tiempo, lo cual expone células cada vez más envejecidas en la superficie visible. Por otro lado, la producción de lípidos, aceites que tienen la función de prevenir el escape del agua desde la piel, va disminuyendo progresivamente, lo cual hace más probable que esta se reseque y se vuelva áspera. La piel se va haciendo cada vez menos eficiente para regenerarse, lo cual la deja más propensa al daño por radiación ultra violeta, infecciones cutáneas y enlentece la cicatrización.

    A partir de los 25 años, en las capas intermedias de la piel, denominadas dermis, hay una disminución del 1% anual del famoso colágeno. Esta proteína se agrupa en fibras flexibles que le dan elasticidad y capacidad de recuperación estructural a la piel. La pérdida de esta importante proteína causa, por lo tanto, inestabilidad estructural, lo cual da paso a la aparición de arrugas que van aumentando su profundidad de forma progresiva. Otro fenómeno importante que ocurre en esta zona de la piel es la pérdida de la capacidad de producción de ácido hialurónico, el cual es muy abundante en las pieles jóvenes. El ácido hialurónico tiene la función de capturar moléculas de agua para mantener la hidratación, por lo cual su escasez se traduce en resequedad facial. Por último, la irrigación sanguínea en la piel también comienza a presentar deficiencias con el paso del tiempo. La disminución en la microcirculación significa una caída en el suministro de nutrientes y oxígeno hacia la superficie, con lo cual se va perdiendo poco a poco el brillo rosado que es posible ver en la piel juvenil.

    Finalmente, a nivel de las capas más internas de la piel, lo cambios que se presentan con la edad tienen que ver con variaciones en el tamaño y cantidad de las células que almacenan lípidos en el tejido adiposo. Esto genera cambios estructurales que afectan el volumen de la piel, hundimiento de mejillas y problemas de cicatrización.

    Hasta aquí el panorama luce muy desesperanzador y es que realmente no hay forma de luchar contra el tiempo. En Kénos queremos ser honestos contigo y, a pesar de que (aún) no podemos ofrecerte una alternativa para detener los signos del paso del tiempo, queremos acompañarte en el proceso con productos que se centran en el cuidado de lo que sí podemos controlar. La hidratación, la reposición de la barrera de lípidos que impide la resequedad, el combate contra el envejecimiento celular [fotoenvejecimiento y cómo retrasarlo], el aporte de ácido hialurónico y la estimulación de la irrigación sanguínea y de la producción de colágeno, son los efectos principales de nuestros principios activos, que hemos incorporado a las fórmulas que hemos desarrollado para ofrecerte productos que sean realmente efectivos en lo que quieres lograr.

    El cuidado directo de la piel es un factor de suma relevancia en la prevención del envejecimiento prematuro, sin embargo, estos esfuerzos serían completamente inefectivos si no se tienen en cuenta hábitos y un estilo de vida saludable, que juegan un rol fundamental en la aceleración del envejecimiento de nuestro cuerpo en general.

    En la próxima entrega de blog de Cosméticos Kénos hablaremos sobre los factores internos y externos que dan origen al envejecimiento de la piel y te daremos algunos tips para minimizar la repercusión del envejecimiento, así que te recomendamos mantenerte sintonizada. Mientras esperas te invitamos a revisar nuestra entrada ¿Cuáles son los factores ambientales que más influyen en la salud de tu piel?, en la cual revisamos algunos elementos que influyen en el ritmo al cual se presentan las consecuencias del envejecimiento.